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Las narices rojas habilitan un primer contacto, y así poder presentarse. Hay charlas delirantes que llevan a fantasías inventadas. Hay preguntas profundas que habilitan a los sentimientos encontrados. Hay silencios que parecen incómodos, pero dan espacio. Hay partidos con pelotas invisibles. Hay escucha. Hay propuestas creativas que ayudan a sacar el miedo. Hay personas que se olvidan por un rato de porqué están internadas. Hay miradas húmedas que dicen todo.
Gracias @alegranatas, por compartir-me esta hermosa capacidad de fluir a través del juego, la empatía, y el latir. Gracias por dar espacio a nuestros niños interiores. :}
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