Llegué a Madryn / Puerto Pirámides imaginándome las colas de ballenas que iba a fotografiar, atardeceres naranjas sobre el Golfo, y abrir los brazos en la punta del acantilado.
Y la vida tiene sus propios planes. Estos 5 días fueron de puro aprendizaje. Hacer el ejercicio de no caer en la frustración de lo que no podía ser, e intentar acompañar lo que estas vacaciones tenían para nosotros.
Y se nos regaló la no agenda y la calma en el tiempo: ratos de escoba, caminatas bajo la lluvia, paraguas rotos por el viento, zapatillas empapadas, pisos resbaladizos, algunas ballenas que sacaron su cabeza, mucho perro (extrañando a los nuestros), mates, horizontes de bruma, milanesas del tamaño de una mesa, caminar y empujarse... y tiempo de ir sin tener que llegar a otro lado.
La vida sabe.
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Versión color
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BYN Select que no podía dejar de compartir
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