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Siempre quise estar cerca

Mar del Plata. Vacaciones. La espera de esos días nublados para lanzar por millonésima vez la pregunta: "Podemos ir a andar a caballo?".

Siempre quise estar cerca.



El Domingo pasado me di el enorme regalo de caminar entre manadas. Un workshop para fotógrafos en la estancia La Esmeralda, Carmen de Areco.

Sin saber mucho, manejé dos horas tempranas hasta llegar a un camino de tierra sin señal, que era la tranquera de la estancia. Amantes de los caballos nos fuimos sumando, ansiosos por fotografiarlos en su estado más natural y salvaje. Sin monturas, sin estribos... a campo abierto.


Mi curiosidad a pleno, lista para observar, escuchar y aprender. Siempre me pasa que arranco acelerada.... Es un ejercicio entrar en empatía para poder reflejar ese aquí y ahora.


Y Lucía (la dueña de la estancia) nos enseñó como acercarnos, con respeto para que nos acepten. Nos habló de códigos. C0mo los movimientos suaves hablan de amistad y confianza. Conocimos a cada padrillo que nos mostró a pura naturaleza que él es quien manda, y habilitó a las yeguas de la manada para que se acerquen tranquilas.



A medida que pasó el día, la luz se hizo más suave y mi ansiedad entendió que hay que acompañarlos en su compás para acercarme y fotografiarlos. Y que "la imagen" no era lo único importante en esta experiencia. Sino que estaba cumpliendo mis ganas niñas de "Podemos ir a andar a caballo?", pero de una manera más amorosa y con mucho más respeto.


"... acompañarlos en su compás..."




Recién en la 3er manada encuentro el momento. Me siento y los espero, haciendo pocos movimientos. Se acercan, me miran, mastican, pasan de largo, cerca, lejos... Y recién ahí es el estado ideal para inhalar ese bello momento y exhalar una fotografía lo más sentida y propia posible. La paciencia de entender que ese estado llega, si uno se conecta con el entorno.


"... ese estado llega si uno se conecta con el entorno..."




Y ahí, en el medio de la nada, rodeada de caballos al natural me di cuenta que era feliz. Ellos me regalaron ese momento, esa imagen, ese anhelo de niña.









Gracias al proyecto Entre Manadas. Ellos tuvieron la iniciativa de compartir esta experiencia.


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